Son varias las casas moriscas enclavadas a lo largo de esta calle, siendo particularmente ésta una de las mejor conservadas del Albaicín.
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La fachada, de muro ciego, preserva, conforme a la tradición musulmana, la intimidad del espacio interior. Éste se articula en torno a un patio rectangular porticado y con alberca central.
Los laterales mayores presentan pórticos adintelados, mientras que los menores abren triple arquería con columnas de tradición nazarí.
Tras éstos pórticos se abren salas transversales con alcobas laterales, esquema que se repite en el piso superior, cubierto con armaduras mudéjares. Construida a finales del siglo XV, las transformaciones del siglo XVI hicieron de ella un interesante ejemplo de casa morisca que integra elementos islámicos (fachada ciega y armaduras) y castellanos (pórticos en los lados mayores).