Abandonado el monasterio en 1835 por los franciscano fue utilizado
durante el siglo XIX como cuartel.
Bajo la dirección del arquitecto Leopoldo Torres Balbás se rescató de la ruina casi total entre 1927 y 1936, reconvirtiendo el edificio en residencia de pintores.
Francisco Prieto-Moreno Pardo, como jefe arquitecto y conservador de la Alhambra realizó excavaciones arqueológicas aflorando entre sus resto el ḥammān o baño árabe del palacio musulmán, edificando la zona que se usa hoy como parador.